Quieres Vender Tu Imagen: Una Empresa Israelí Te La Compra

Buscan personas que vendan su imagen para deepfakes publicitarios

 

Los deepfakes van a cambiar el mundo de la publicidad audiovisual, lo comprobamos con el spot de la cerveza Cruzcampo que utilizó digitalmente l a imagen de Lola Flores a principios de 2021.

La compañía Hour One, da un paso más y ha comenzado a utilizar imágenes de personas anónimas para montar vídeos para empresas con esta técnica sin necesidad de contratar actores.

Para llevarlo a cabo, Hour One busca personas anónimas que quieran ser modelos  para sus deepfakes. Las graba realizando determinados movimientos en alta resolución y obtiene una cesión de sus derechos de imagen. Con esta información almacenada en su software, solo tienen que cargar el texto redactado por sus clientes para que la herramienta cree una voz sintética que se coordina con la boca y expresiones fáciles de los personajes.

Si el cliente no quedara satisfecho con la Voz Sintética, tiene otra opción que es contratar un servicio de doblaje adicional, con el que los actores esto sí humanos declaman el texto. Cuando se ha hecho la grabación, se carga en el software y éste se encarga de coordinar el audio con los movimientos del modelo que se ha realizado con inteligencia artificial.

Las personas que seleccionan no tienen que ser modelos o profesionales, ya que no tienen que actuar o realizar ningún tipo de posado o desfile. Lo que exigen es reunir unos rasgos que sean de interés para el porfolio como sexo, edad, raza, etc., el software hace el resto.

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Cuando el gemelo digital de una de estas personas es seleccionado para alguna campaña o video promocional, su homólogo humano, recibe una cantidad en concepto de derechos de imagen, pago que es menor del que cobraría un profesional por actuar.

Su uso ha generado polémica, ya que señalan que esta herramienta quitará trabajo a miles de personas dedicadas a la profesión. Y también las personas que ceden sus derechos de imagen no pueden decidir si participan o no en una campaña, ni opinar sobre las palabras que van a poner en su boca, en definitiva no tienen ni voz ni voto.

Lo único que se les asegura es no trabajar en determinadas campañas, como las relacionadas con la política, el sexo o los juegos de azar.