Se baraja que sea voluntaria, progresiva y regionalizada
“Mi único miedo es el miedo”, parafrasea a Franklin D. Roosevelt, el ministro francés de la Educación Nacional, Jean-Michel Blanquer, en los momnetos más delicados de su carrera al frente de lo que un antecesor suyo denominó “el mamut”. Que es la enorme estructura del sistema educativo en el paÃs galo, columna vertebral de la nación.
El retorno a las aulas, trás el confinamiento se plantea como el eje, junto al regreso paulatino a la vida económica, de la desescalada que se inició el lunes. Su objetivo “es hacer volver a los niños a la escuela, comenzando por los que más lo necesitan, ya que los más desfavorecidos son los que a priori, no volverán de forma espontánea a la escuela. Asà que es necesario recrear un cÃrculo virtuoso de confianza”. comenta el ministro.
Al ser escalonada no tendrá nada que ver con un regreso a las aulas habitual, será voluntaria y en primer lugar se incorporan los profesores, alumnos y escuelas infantiles de primaria hasta 11 años. La siguiente semana la escuela intermedia de 11 a 14 años, donde el virus haya retrocedido más, esto excluye a ParÃs y sus alrededores. La decisión sobre institutos queda pendiente para final de mayo.
La prioridad para los más pequeños tiene sus motivos: la escuela primaria es fundamental si queremos limitar la desconexión escolar y elevar el nivel del paÃs, porque cuando un niño desconecta en primaria, es muy difÃcil recuperarlo. Esto explica que el Gobierno galo haya decidido no esperar hasta septiembre para reiniciar las clases. “SerÃa difÃcil imaginar un niño de siete años sin escuela durante seis meses, y más si viene de un ambiente desfavorecido”, apunta el ministro.
El esfuerzo estos dÃas se centra en localizar a los niños con riesgo de abandono escolar y lograr su retorno a clase, eso sà sin obligatoriedad, aunque las instrucciones son claras: el niño, como mÃnimo, debe estar en el sistema de educación a distancia, remarca Blanquer.