La Cementera familiar fue una de las 3000 empresas que cambiaron su sede social en 2017 por la inseguridad jurÃdica en Cataluña
En aquellos tensos dÃas de 2017, el consejo de Cementos Molins, se acogió a la orden del Ministerio de EconomÃa, para cambiar su sede social sin necesidad de preguntar a sus accionistas. Dos años después, la compañÃa se dio la oportunidad de pronunciarse sobre el regreso a Cataluña, el rechazo no pudo ser más rotundo, el 71% del capital se negó a volver, pero esta decisión no solventó el problema de fondo.
Los accionistas minoritarios luchan en los tribunales para conocer si realmente se llevó a cabo el cambio, existen muy pocos fallos judiciales, en los que basar su demanda, pero han encontrado uno que se ajusta a este caso.
Según los demandantes lo que se ha hecho es alquilar unas oficinas con muy pocos empleados y realizar en ella los consejos, a pesar de que el grueso de la cotizada se encuentra en Sant Vcenç dels Horts, que es la ubicación de la cantera. Han alquilado dos oficinas en Madrid y en estas instalaciones también está domiciliada su participada.
Los demandantes solicitan que si la sede está en Madrid, se haga con todas las consecuencias, y no solo con una pequeña parte, eso sà importante de la sociedad, ya que ni los consejeros viven o están empadronados en la comunidad de Madrid. El debate reside en si se ha trasladado de manera efectiva el centro de dirección de la compañÃa.
Para una parte minoritaria de la familia, que solicitan el regreso de la sede social a Cataluña, lo antes posible, ya que entienden que los centros directivos y la toma de decisiones continúan ubicados en Sant Vcenç dels Horts.
Estas disputas familiares no suelen traer nada bueno a una empresa que como tantas otras han caÃdo por obra y gracia de sus accionistas, ya que las posiciones entre ramas de la misma familia tienden a la guerra para salirse con la suya, esperemos que en este caso no sea un mal augurio.